16 feb 2011

Sobre la rebelión egipcia

La interpretación –tanto errónea como imperialista- de que las manifestaciones en Egipto están siendo motorizadas por grupos islámicos radicales, vuelve a agitar el fantasma del terrorismo, escurridizo pero efectivo para la justificación de masacres. En los medios de comunicación locales se replica esta visión yanqui-israelita que nos recuerda a las “guerras contra el terror” en Afganistán e Irak. Por esos años todos los árabes se convirtieron en musulmanes, todos los musulmanes se convirtieron en terroristas, y como los terroristas son primitivos, irracionales, peligrosos y amenazantes a la democracia occidental, entonces todos los árabes debían serlo. 

La eficacia de este discurso imperialista dependió también, en gran medida, de la retórica salvacionista que Estados Unidos desplegó hacia las mujeres musulmanas (entendiendo por éstas a todas las mujeres árabes). Así, la violencia genocida quedaba enmarcada, por un lado, en la necesaria lucha contra los terroristas (masculinos) y, por otro, en la también necesaria liberación de las pasivas mujeres musulmanas, oprimidas por los musulmanes-terroristas-masculinos. De este modo se cerraba el círculo imperialista y patriarcal que la india Gayatri Spivak expresa con la frase “hombres blancos salvando mujeres oscuras de los hombres oscuros”.



Hubo una hiper-visibilización de las mujeres, pero bajo una forma mítica, representándolas como seres inferiores, por pasivas, oprimidas e incapaces de hablar y luchar por sí mismas. En términos visuales, esta representación mítica de las mujeres se efectuó con la difusión de fotografías de mujeres musulmanas utilizando distintos tipos de velos, especialmente el burka, que es aquel que cubre todo el cuerpo de la mujer con excepción de los ojos. George W. Bush solía referirse a las mujeres musulmanas como “women of cover”, es decir, “mujeres cubiertas” o “mujeres del velo”. A sólo un mes del 11 de septiembre de 2001 decía: “Estaba sorprendido por esto, que en muchas ciudades, donde mujeres cristianas y judías se dieron cuenta que las mujeres musulmanas- women of cover- tenían miedo de salir de sus casas solas, fueron de compras con ellas, y mostraron una amistad y apoyo verdaderos. Un acto que demuestra al mundo la verdadera naturaleza de América”.
No se trata de adoptar una postura híper- relativista y vacía, terminando por justificar la inocultable violencia que se ejerce sobre las mujeres en las regiones árabes, sino de no instrumentalizarla con fines imperialistas, o para encubrir las múltiples y equivalentes violencias y opresiones que el sistema capitalista-patriarcal occidental crea y recrea sobre las mujeres. Debemos confiar en las capacidades de resistencia de las mujeres afganas, iraquíes o egipcias, y mostrar solidaridad.

Hoy recordamos todo esto a partir de las movilizaciones, en Egipto principalmente, pero también en otros países de la región. Algunas cosas han cambiado en términos geopolíticos, pero por esa misma razón no está de más entender el proceso que se venía dando. Aunque la actitud estadounidense es diferente a la que adoptó con Afganistán e Irak, quizás menos explícita, menos virulenta, no es por eso menos interesada. El discurso del actual gobierno de Estados Unidos tiene un tono diferente al del gobierno anterior, sin dudas, pero Egipto no deja de ser un lugar clave para la “política imperial”. Frente a la tenacidad de las movilizaciones egipcias, Obama terminó de soltarle la mano a Mubarak, quien finalmente renunció, afirmando que apoyaría los reclamos democráticos y una transición “prolija” y “pacífica”, dentro de límites estrechos.
De una manera u otra, tenemos que estar atentas a las distintas formas en las que Occidente habla de las mujeres, las visibiliza o invisibiliza, etc. Es muy probable que las mujeres egipcias que hoy están en las calles no sean parecidas ni a las figuras femeninas de Las Mil y Una Noches, ni a los modelos que el imperialismo-patriarcal produce sobre ellas.

Esto implica que no podemos hablar de LA mujer egipcia, borrando del mapa la clase, las edades, las religiones profesadas (o no), las zonas geográficas rurales o urbanas, los estados civiles, y las distintas trayectorias personales-políticas. Tampoco consideramos adecuado pensar la participación de las mujeres en términos de lo que “aportan” al movimiento, por el simple hecho de que son parte de él; aunque generalmente este hecho no sea reconocido. Aunque decir que hay mujeres que luchan en Egipto y en todos lados sea una obviedad, no deja de ser necesario repetirlo, por esa recurrente costumbre patriarcal de, o bien invisibilizarlas o bien mostrarlas en segundo plano, como “aportando” a las luchas “masculinas”.


 Con lo que sucede en Egipto se evidenciaron nuevas formas de protesta, movilización y organización, como la centralidad que adquirieron las redes sociales en internet y las cientos de mujeres blogueras que realizan crónicas y dan a conocer sus experiencias y puntos de vista. Según la bloguera egipcia Noha Atef, 

"las mujeres han estado en esta lucha desde el comienzo, y no me refiero solo al 25 de enero de 2011, pero incluso antes de esto, desde 2005, cuando el cántico de ‘Abajo Mubarak' fue escuchado por primera vez. Y en las cientos de huelgas que sucedieron entre 2007 y 2010, las mujeres eran organizadoras y participantes. Si cualquiera mira las fotografías de entonces, podrá ver a las mujeres en las protestas, incluso conduciéndolas". http://www.mujeresycia.com/?x=nota/41319/1/noha-atef-y-jadiya-charif-mujeres-en-egipto-y-en-tunez

 En el año 2005, la feminista egipcia Nawal El Saadawi decía, en relación a las recientes “elecciones”: 

“Han sido una gran mentira y, por eso, presenté mi candidatura, apoyada, mayoritariamente, por las mujeres y los hombres, acosados por el paro, con una tasa que ronda el 30 por ciento, y la pobreza. En Egipto no existe verdadera democracia. El país se ha convertido en una colonia gobernada por Israel y Estados Unidos y, mientras que haya una ocupación económica y política, no puede haber verdadera democracia. Esto se debe a que dependemos, en gran parte, de la ayuda estadounidense, que después revierte en los propios Estados Unidos y en las clases altas, mientras que los pobres no se benefician de ella. Ahora bien, tampoco en Estados Unidos hay democracia porque el estadounidense es un sistema patriarcal capitalista en el que todo se basa en el dinero y el poder de los hombres, individualista y jerárquico”. http://www.juliaardon.com/2005/11/nawal-el-saadawi-escritora-feminista-egipcia/

 El Saadawi daba a entender que desde el feminismo debía lucharse contra el régimen político interno, pero entendiendo que este, a su vez, era sostenido económica y políticamente por la alianza entre Estados Unidos e Israel, y que una política coherente era luchar contra ambos.

Las mujeres egipcias hoy en las calles tienen voz propia. ¿Quién se animaría a hablar por ellas?

Viva la rebelión egipcia!

* Las fotos que reproducimos fueron extraídas de la compilación de Leil Zahara. Para ver más fotos hacer click aquí.

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